SUEÑO O REALIDAD?




Fuiste sueño y misterio, secreto y batalla, miedo y error, pecado y amor, dolor y verdad, mi guerrero inalcanzable, ladrón de mis sueños, dueño de mis emociones.

Quien entra a mi mente cada noche y logra que mi cuerpo se pierda en sus brazos.

No hay noche que no recuerde,los paseos de ternura,las situaciones que pasaba miedo al ver juntos el amanecer.No hay noche que no recuerde,las veces que dije con alegría.


No hay noche que no recuerde,siempre que yo sonreía,te quedabas loco así y reías dulcemente.No hay noche que no recuerde mi vida sin tu vida,mis labios sin tus labios.

Mis "te quiero" sin tus "te quiero".Ya que no hay noche que no recuerde,tu voz sin la mía,pero todo son sueños,Ilusiones que no entiendo,que quiero olvidarlas.

Pero que no quiero borrarlas





18 ago 2012

Silencio



Érase una vez una canción sin música. Viajó por todo el mundo esperando que alguien la oyera, pero todos le daban la misma respuesta: -¿Qué quieres que oiga? No tienes nada. Pero no desistió.
Fue a grandes ciudades, a hermosas pueblos, a altas montañas y a vastos valles. Le preguntaba a las flores si escuchaban algo. A los perros, a los ciervos, a los hombres, a las mujeres, al sol, a las nubes. Nadie escuchaba nada. Para todos era una canción sin música. 
Un día, a punto de tirar la toalla, llegó a un pueblo de mar. Se acercó hasta la playa y habló durante un largo rato con el mar. -Nadie me escucha. Todo el mundo dice que no tengo música.
–Le dijo la canción al mar. -Pero no te preocupes, amiga. De mí dicen lo mismo. Todo el mundo cree que sólo soy agua, y nadie escucha mi melodía.
Pero hay un niño que no opina igual que el resto. Tal vez deberías ir a él. El mar le indicó dónde vivía ese niño. ¡Y hacia allí se dirigió rápidamente!
Cuando llegó al lugar, pudo comprobar que era un sitio horrible. La suciedad salí por todas las esquinas. La oscuridad reinaba en toda la calle. Le gente caminaba con un gesto de tristeza en la cara. Era un barrio pobre. Después de observar durante un tiempo, vio al niño que le había descrito el mar.

-¡Hola! ¿Eres Diego? -Sí, soy yo. -Me ha dicho el mar que hablara contigo. Tengo un problema, y es que soy una canción sin música.
-¿Sin música? -Bueno, al menos para el resto del mundo. El mar me dijo que a él le ocurría lo mismo, pero llegaste tú y le demostraste que él tenía una melodía preciosa. ¿Me podrías ayudar?
-Tú no eres una canción sin música. Tu música es el silencio.
El silencio es uno de los regalos más bellos que tenemos pero que muy pocas personas saben apreciar. Por eso todo el mundo te ha dicho que no tienes música
. -Pero el silencio no es música… ¡No hace ruido! -¿Acaso el ruido es música? Toda melodía que nos haga sentir bien, es música. Tu melodía es una melodía silenciosa. Es una melodía que muchos desean tener pero no lo consiguen.
-Vaya… Entonces, ¿soy importante? -Claro que sí. Cuando más agobiados estamos, más estresados o más cansados, ¿qué es lo primero que pedimos? -Silencio… -¿Y tú qué eres? -El silencio…
Fue el silencio corriendo a darle las gracias al mar por su recomendación. Nunca imaginó que un niño pequeño fuese quien le explicase lo que era realmente. Desde aquél día, todo el mundo comenzó a valorar más al silencio. Él era el que hacía que los bebés se durmieran, él era el que se colaba en las discusiones para apaciguar el ambiente, él era el que se sentaba al lado de las personas para tocar su sinfonía y calmar así su alma. ¡Hasta le dedicaron frases! Habla sólo cuando tus palabras sean más bellas que el silencio. Aún hay gente que piensa que el silencio no es música. Pero ya no le importaba. Había un niño que creía en él y que le había demostrado que era algo fundamental en el mundo. Que era una melodía silenciada. 

Y el tiempo pasa..

Y el tiempo pasa..